Bollería

RECETA DE BOLLOS DE CANELA SUECOS O KANELBULLAR

¡Buenas tardes!

Estreno el blog con esta receta, perfecta para estos días de confinamiento. Los bollos de canela los he cocinado bastantes veces, probando distintas recetas que no acababan de salir como yo quería. Al final me he animado a hacer mi propia receta y el resultado ha sido bastante satisfactorio, ¡aunque seguro que aún se puede mejorar!

Estos bollos suelen acompañar las pausas para tomar el café en Suecia, que allí se conocen como “fika”.

Con estas cantidades de ingredientes salen unos 12 rollos aproximadamente.

 

Ingredientes

Masa

  • 250 ml de leche
  • 25 g de levadura fresca
  • 75 g de mantequilla
  • 70 g de azúcar
  • 450 g de harina
  • 1 cucharadita de vainas de cardamomo o 2 cucharaditas rasas de semillas molidas de cardamomo.
  • ½ cucharadita de sal

Relleno

  • 1 cucharada de canela
  • 30 g de azúcar
  • 60 g de mantequilla a temperatura ambiente

Glaseado

  • 1 huevo
  • Azúcar perlado

 

Elaboración

  1. Si disponemos de vainas de cardamomo hay que extraer las semillas y molerlas. Yo lo he hecho en un mortero pero también se puede usar un molinillo para especias o cualquier útil que sirva para moler. Si disponemos de cardamomo molido podemos saltar este paso. Reservamos el cardamomo.
  2. Ponemos la leche en una jarrita y la calentamos en el microondas durante unos segundos de forma que ésta quede tibia.
  3. Desmenuzamos la levadura en la leche y la disolvemos bien con la ayuda de una cuchara.
  4. Fundimos la mantequilla y la vertemos a la mezcla anterior. Con un batidor de mano mezclamos bien y reservamos.
  5. Mezclamos en un bol los ingredientes secos: harina, azúcar sal y el cardamomo que hemos preparado al principio.
  6. Vertemos la mezcla de leche, mantequilla y levadura sobre los ingredientes secos y amasamos durante 12 minutos. Yo lo he hecho con un kitchen aid a velocidad 2 y con el gancho amasador. Pasado este tiempo de amasado la masa quedará un pelín pegajosa de forma que luego al estirarla o al ponerle el relleno quizá os presente dificultades. Yo prefiero que sea así porque de otra manera los bollos me parecen un pelín secos. Si no os atrevéis con este tipo de masa podéis añadir unos 25 gramos de harina a la harina de inicio. Otra alternativa es seguir amasando durante unos minutos más hasta que la masa no se os pegue nada.
  7. Sobre una superficie enharinada amasamos unos segundos la masa con las manos y formamos una bola. Ponemos la masa en un bol, cubrimos con film y dejamos fermentar la masa durante 40 minutos a temperatura ambiente.
  8. A continuación preparamos el relleno, para ello mezclamos la mantequilla ablandada con la canela y el azúcar. Reservamos el relleno.
  9. Pasado el tiempo de fermentación la masa habrá aumentado de tamaño. Estiramos la masa sobre una superficie enharinada con la ayuda de un rodillo e intentaremos darle una forma rectangular. Este paso puede ser un poco complicado porque la masa se nos puede pegar al rodillo pero con un poco de paciencia y maña lograremos estirarla.
  10. Una vez estirada la masa extenderemos el relleno sobre la masa con la ayuda de un cuchillo o una espátula.
  11. Enrollamos la masa partiendo del lado más largo.
  12. Cortamos el rollo en unas 12 piezas aproximadamente y las vamos colocando sobre una bandeja de horno forrada con papel de hornear. Situar los bollos por separado porque los vamos a dejar fermentar durante 30 minutos y van a aumentar su tamaño. Los bollos yo los he cortado con un cuchillo afilado intentando hacer unos cortes rápidos y limpios.
  13. Mientras fermentan los bollos, ponemos el horno a precalentar a 220ºC.
  14. Pasado el tiempo de fermentación, batimos un huevo y pintamos los bollos con un pincel. Espolvoreamos el azúcar perlado sobre los bollos
  15. Horneamos los bollos durante 10 minutos aproximadamente o hasta que los bollos estén dorados.
  16. Sacamos la bandeja del horno y ponemos los bollos sobre una rejilla para que se enfríen un poco.

 

¡Y ya estarían listos! Yo prefiero comerlos recién hechos cuando están aún jugosos y calentitos. Son perfectos para desayunos y meriendas acompañados de un café o un vaso de leche.

Si preferís comerlos en otro momento os recomiendo que los introduzcáis en algún recipiente cerrado una vez estén fríos.

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